Todos sabemos lo que es malgastar el dinero. Todos hemos tenido un momento de debilidad, de no saber muy bien porque pero querer gastar un poco más en algo, todos conocemos la sensación de habernos equivocado en una compra y aun así realizarla.
En esos momentos en los que ves algo con lo que estabas soñando, algo que te encantaría tener. Algo por lo que tendrás que pagar un alto precio. Casi todos sucumbimos en un momento u otro, todos accedemos a comprar eso que sabemos que esta fuera de nuestras posibilidades pero que aun así lo hacemos.
Nos pasa en muchas situaciones de la vida, situaciones en las que somos conscientes de que haciendo las cosas de otra manera podemos ahorrarnos algo de dinero, realizando lo mismo de otra forma podemos salir más airosos pero aun así, lo hacemos de la manera más cara, lo cual lleva a la frustración y al sentimiento de culpa por no haber hecho las cosas de la manera más económica. Un pantalón que por ser de una marca específica cuenta más del doble que uno sin marca conocida, un bolso o unos zapatos que por tener un nombre cuestan un riñón, esas cosas nos las podemos ahorrar.
Llevar el coche al taller también es un gasto considerable, sobre todo si tienen que sustituir alguna pieza del vehículo, es ahí donde se incrementa la factura, por eso, lo mejor es adquirir la pieza que hay que cambiar en los desguaces, de esta manera el ahorro será muy considerable.
No malgastar el dinero es importante sobre todo porque a nadie nos sobra, todos o casi todos estamos en una etapa de la vida en la que nos merece la pena ir ahorrando todo lo que podamos por si acaso en algún momento tenemos que echar mano de ellos, tal y como están las cosas en el mundo no sería de extrañar. Pero desde luego lo que no haremos será gastarlos en una reparación para el coche porque comprando las piezas en el desguace conseguiremos hacerlo por mucho menos dinero de lo que imaginamos y con las mismas garantías que si las compráramos en el taller oficial.
Saber en lo que podemos ahorrar es un don y nos permitirá no malgastar el dinero en cosas que no merecen la pena y que de igual manera podemos vivir sin ellas.